http://www.elmundo.com/portal/deportes/mundo_deportivo/tiro_al_blanco_del_ingenio.php.
El tirador con arco Diego Torres, al igual que su homónimo argentino, tiene color esperanza. Y no solo la de quitarse los miedos y dejarlos afuera, sino también de ganarse una medalla en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Ocho años después este estudiante de profesional en deportes del Politécnico Jaime Isaza Cadavid, se concentra para dar en el blanco de ese objetivo. Para ello entrena duramente.
Por curiosidad ingresa al mundo de los arcos y de las flechas. Recuerda cuando aun siendo niño se incorpora a este deporte. “Yo jugaba de Volante en un equipo satélite del Deportivo Independiente Medellín. Entrenábamos aquí en la Unidad Deportiva de Belén. Un día, por curiosidad, me acerqué para ver este deporte y me gustó tanto que me quedé”, recuerda el hijo de Horacio y de Blanca Stella.
Su niñez y preadolescencia trascurren entrenando y estudiando en la Universidad Pontificia Bolivariana, tanto sus estudios primarios y secundarios como los superiores. “Estudié durante tres años ingeniería electrónica y vi que eso no era lo mío y me retiré”, rememora el preseleccionado colombiano en esta disciplina deportiva.
Su primer arco le cuesta un millón de pesos. “Fue un arco del bogotano Juan Carlos Echavarría, gran practicante de esta disciplina, y todavía lo conservo”, evoca Diego.
Una fractura en el hueso escafoides de su mano izquierda hizo que Torres empezara una empresa que fabrica arcos para el tiro. “Todo comenzó con un accidente que tuve hace dos años, cuando en una finca de Doradal me caí jugando cerca de la piscina. En el tiempo de ocio se me ocurrió la idea de fabricarlos”. Dos años después quiere dar en el blanco a lo Guillermo Tell y montar su propia empresa de arcos “para que sirvan de inclusión social, pues son elevados los costos de la implementación de este deporte. Los míos valen 60 mil pesos mientras que los otros hay que importarlos y cuestan entre 4 y 5 mil dólares”, concluye Diego Alejandro Torres.
El tirador con arco Diego Torres, al igual que su homónimo argentino, tiene color esperanza. Y no solo la de quitarse los miedos y dejarlos afuera, sino también de ganarse una medalla en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Ocho años después este estudiante de profesional en deportes del Politécnico Jaime Isaza Cadavid, se concentra para dar en el blanco de ese objetivo. Para ello entrena duramente.
Por curiosidad ingresa al mundo de los arcos y de las flechas. Recuerda cuando aun siendo niño se incorpora a este deporte. “Yo jugaba de Volante en un equipo satélite del Deportivo Independiente Medellín. Entrenábamos aquí en la Unidad Deportiva de Belén. Un día, por curiosidad, me acerqué para ver este deporte y me gustó tanto que me quedé”, recuerda el hijo de Horacio y de Blanca Stella.
Su niñez y preadolescencia trascurren entrenando y estudiando en la Universidad Pontificia Bolivariana, tanto sus estudios primarios y secundarios como los superiores. “Estudié durante tres años ingeniería electrónica y vi que eso no era lo mío y me retiré”, rememora el preseleccionado colombiano en esta disciplina deportiva.
Su primer arco le cuesta un millón de pesos. “Fue un arco del bogotano Juan Carlos Echavarría, gran practicante de esta disciplina, y todavía lo conservo”, evoca Diego.
Una fractura en el hueso escafoides de su mano izquierda hizo que Torres empezara una empresa que fabrica arcos para el tiro. “Todo comenzó con un accidente que tuve hace dos años, cuando en una finca de Doradal me caí jugando cerca de la piscina. En el tiempo de ocio se me ocurrió la idea de fabricarlos”. Dos años después quiere dar en el blanco a lo Guillermo Tell y montar su propia empresa de arcos “para que sirvan de inclusión social, pues son elevados los costos de la implementación de este deporte. Los míos valen 60 mil pesos mientras que los otros hay que importarlos y cuestan entre 4 y 5 mil dólares”, concluye Diego Alejandro Torres.
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