Si su padre Bernardo construye paredes y muros como albañil, Daniel Fernando Muñoz Pérez da en el blanco de la discriminación y el menosprecio social, como el mejor tirador del país, en la modalidad de arco compuesto.
Es que como papel carbón, la historia de Daniel se parece a la de muchos deportistas de estratos bajos. La que se repite en el viejo aforismo de que “cuando se quiere se puede”. La mayor diferencia con otras es que “Danny” escogió el tiro con arco como su disciplina deportiva favorita.
Un día cualquiera de 2004 llegaron al Idem de San Javier “reclutando” talentos para este exótico deporte, en un plan de masificación que implementó la Liga departamental, al mando de Luis Hernando Pulido. A sus 15 años, el hijo menor del segundo matrimonio de Rosalía nunca pensó que una actividad deportiva, que calificaba como elitista y excluyente, iba a llegar a su vida… y transformarla.
“En mi Escuela Pío XII, donde realicé la primaria, jugué otros deportes. También en mi bachillerato en el Samuel Barrientos, pero nunca me llegué a imaginar que sería escogido para esta disciplina deportiva”, recuerda el habitante del barrio Floresta La Pradera, de la Comuna 13 de Medellín.
“Al principio fue muy duro porque nosotros fuimos pioneros para ese plan de masificación. Algunos arqueros eran muy recelosos de que un habitante de un barrio de estrato tres estuviera con ellos. Muchos lo practicaban por hobbie y recreación y yo le fui tomando mucho amor al tiro, que me ha servido mucho”, comenta este ex bachiller del Colegio Ferrini y ahora estudiante del quinto semestre de tecnología industrial en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid.
Sin arco propio y siete años después “Danny” ve con retrospectiva como este deporte lo ha llevado a conocer países como México, El Salvador, Argentina, Venezuela, Corea del Sur, Ecuador y República Dominicana, entre otros. “Me gustó mucho la comida picante de México, también la italiana”.
Ahora quiere apuntarle a los Mundiales en Porec, Croacia, y creemos que dará en el blanco.
Es que como papel carbón, la historia de Daniel se parece a la de muchos deportistas de estratos bajos. La que se repite en el viejo aforismo de que “cuando se quiere se puede”. La mayor diferencia con otras es que “Danny” escogió el tiro con arco como su disciplina deportiva favorita.
Un día cualquiera de 2004 llegaron al Idem de San Javier “reclutando” talentos para este exótico deporte, en un plan de masificación que implementó la Liga departamental, al mando de Luis Hernando Pulido. A sus 15 años, el hijo menor del segundo matrimonio de Rosalía nunca pensó que una actividad deportiva, que calificaba como elitista y excluyente, iba a llegar a su vida… y transformarla.
“En mi Escuela Pío XII, donde realicé la primaria, jugué otros deportes. También en mi bachillerato en el Samuel Barrientos, pero nunca me llegué a imaginar que sería escogido para esta disciplina deportiva”, recuerda el habitante del barrio Floresta La Pradera, de la Comuna 13 de Medellín.
“Al principio fue muy duro porque nosotros fuimos pioneros para ese plan de masificación. Algunos arqueros eran muy recelosos de que un habitante de un barrio de estrato tres estuviera con ellos. Muchos lo practicaban por hobbie y recreación y yo le fui tomando mucho amor al tiro, que me ha servido mucho”, comenta este ex bachiller del Colegio Ferrini y ahora estudiante del quinto semestre de tecnología industrial en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid.
Sin arco propio y siete años después “Danny” ve con retrospectiva como este deporte lo ha llevado a conocer países como México, El Salvador, Argentina, Venezuela, Corea del Sur, Ecuador y República Dominicana, entre otros. “Me gustó mucho la comida picante de México, también la italiana”.
Ahora quiere apuntarle a los Mundiales en Porec, Croacia, y creemos que dará en el blanco.
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