Por: Roosevelt Castro B.
Para hablar de la vida de Guillermo “El Boli” Bonfante Milano, mánager de las selecciones Antioquia de sóftbol, hay mucha tela de donde cortar. Y no es por su tecnología e ingeniería textil. Tampoco porque haya trabajado en la Compañía Colombiana de Tejidos (Coltejer). Sí que menos porque su esposa y paño de lágrimas, Aida Luz Acuña (q.e.p.d), siguiera sus pasos, pero en Fabricato.
Estos retazos de vida de “El Boli” se inician en Cartagena, Bolívar, lugar donde nace el 8 de noviembre de 1943. Sus padres Guillermo, gerente de una empresa marítima en Cartagena, y Adelaida, una matrona cartagenera, contribuyeron a tejer los valores de los cinco hijos Bonfante Milano (tres hombres y dos mujeres).
El inquieto Guillermo Jr. no duda un instante en seguir el deporte de su padre, el béisbol. En su niñez y adolescencia, lo practica en las playas o en el Colegio Fernández Baena de su ciudad natal. Aquí, en Medellín, llega al equipo de Rosellón, en el que funge como 2a. base. Orlando Alarca Gaviria es su “head coach” en esta novena de chiquillos sedientos de conocer los intríngulis del deporte de los bates y las manillas. “Con Alarca aprendí mucho de los secretos de este deporte. Es que su gran aporte y su don de gentes contribuyeron para que el béisbol y el sóftbol tuvieran un gran status”, recuerda el popular “Boli”.
Luego de salir ‘ponchado’ por una fractura en su pierna, Bonfante Milano inicia sus labores como instructor de béisbol. Es en 1968 cuando empieza a coser y cogerle el hilo a los fildeos y a las carreras, de un equipo pony infantil, en el Diamante Luis Alberto Villegas. Ya en 1972, y a sus 29 años, “El Boli” hace su primer jonrón de respeto al terminar subcampeón nacional, disputando el título con Bolívar. Una generación de grandes beisbolistas nace para nuestro país. Nombres como Edison Christopher, Luis Molina, José Miguel Corpas, Víctor Barrios y Tomás de la Rosa empiezan a sonar en los diamantes colombianos y suramericanos, como grandes exponentes de los bates.
Al sóftbol antioqueño llega para batear de hit. Es que con 16 títulos nacionales de forma consecutiva, el deporte de la “pelota blanda” encuentra en Bonfante Milano al champión bateador de los importantes logros del sóftbol blanco y verde de Antioquia. Es que la pelota chata encuentra nuevas figuras que cosieron con hilos perfectos las magnas proezas para el país. Ana María Jaillier, María Teresa “La Tata” Uribe o su hija Isabel Cristina, una talentosa diseñadora, bordaron el trapo de tres campeonatos en Suramericanos, dos de las tres medallas de plata en Bolivarianos, un Campeonato Centroamericano y del Caribe. Igualmente, zurcieron con moldes de oro el nombre de Colombia en el orbe de esta disciplina, con puestos tan importantes como ser sextas, octavas o décimas en los Mundiales donde participaron.
Su fidelidad de Penélope a la pelota blanda, la quiere bordar con la deshilachada situación del sóftbol femenino de Antioquia. Es que después de esa época dorada ya no existen sino retazos de memoria. “En esta nueva etapa en el sóftbol antioqueño quiero aportarle toda mi experiencia y conocimiento, para recuperar la hegemonía que tuvimos por muchos años en la rama femenina.
Para ello contamos con un valioso equipo de trabajo como Fredy Barón, Carlos Vega, Ramiro Escorcia, Joaquín Ghysays, Luis Garcés y William Moreno y del apoyo incondicional de Indeportes Antioquia en la cabeza de Julio Roberto Gómez Gaitán”, plantea el único crédito colombiano en el salón de la fama de la Federación Internacional de Sóftbol (FIS).
Por eso no da puntada sin dedal, pone en tela de juicio y deja en out las situaciones anómalas del deporte de sus amores. “El último título del sóftbol femenino antioqueño fue hace diez años, con Fredy Barón. No obstante, el masculino lo tuvimos el año pasado con Juan Arango. Por eso volví a casa para dar lo mejor de mí”, explica Bonfante Milano a su regreso luego de 12 años de ausencia.
Es que luego de vivir la época dorada de este deporte en Colombia, a sus 68 años Bonfante quiere contribuir para que sus jugadoras realicen jonrones para la vida y para el amor, como lo ha hecho él por más de 45 años al servicio de la pelota blanda del país.
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