Por: Roosevelt Castro B.
Luis “Chino” Herrera es equivalente a bates y manillas. Su apellido castellano no solo se deriva de la palabra “fierro” o “hierro” sino que también significa béisbol.
De su padre no solo hereda su remoquete, sino también sus habilidades para el manejo de “pelota caliente”. El mayor de cuatro hermanos descubre en Barranquilla, su ciudad natal, las aptitudes para los fildeos y las carreras. La primaria, en el Colegio San José, ve batear de hit al nacido en la constelación de capricornio, el 27 de diciembre de 1948. “Chino” lo empiezan a llamar.
Un golpe en la cabeza le impide seguir sus estudios en la Universidad de San José y se dedica con pasión y empeño al deporte de los bates.
Su paso como paracortos en las selecciones Colombia deja huella. Un hit suyo se convierte en el home rum, que le da al país la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Cali (1971). Esto lo lleva a la “gran carpa” del béisbol venezolano, en donde juega ocho temporadas y se trae una herencia familiar de dos hijos, John Harold y Kelly, producto de su matrimonio con Carmen Guzmán.
A Medellín llega hace 25 años como entrenador. El bollo de yuca y el ñame los reemplaza por la rica “arepita” antioqueña. Trabaja con firmeza en el Diamante Luis Alberto Villegas durante siete años. Luego el sóftbol local. Más tarde el béisbol profesional de Sincelejo y Córdoba y otra vez de vuelta a la “Capital de la Montaña”.
Aquí echa raíces, monta su negocio de artículos deportivos y este año regresa a su esencia: el béisbol.
“Queremos recuperar la hegemonía que tuvimos. Estamos trabajando desde la base con una escuelita. También con 32 muchachos que quieren dar lo mejor para nuestro béisbol con miras a los Juegos Nacionales, por eso estamos mirando a otros nuevos prospectos en el torneo departamental que logramos recuperar”, asegura el “Chino” Herrera, y creemos que sí logrará su objetivo.
De su padre no solo hereda su remoquete, sino también sus habilidades para el manejo de “pelota caliente”. El mayor de cuatro hermanos descubre en Barranquilla, su ciudad natal, las aptitudes para los fildeos y las carreras. La primaria, en el Colegio San José, ve batear de hit al nacido en la constelación de capricornio, el 27 de diciembre de 1948. “Chino” lo empiezan a llamar.
Un golpe en la cabeza le impide seguir sus estudios en la Universidad de San José y se dedica con pasión y empeño al deporte de los bates.
Su paso como paracortos en las selecciones Colombia deja huella. Un hit suyo se convierte en el home rum, que le da al país la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Cali (1971). Esto lo lleva a la “gran carpa” del béisbol venezolano, en donde juega ocho temporadas y se trae una herencia familiar de dos hijos, John Harold y Kelly, producto de su matrimonio con Carmen Guzmán.
A Medellín llega hace 25 años como entrenador. El bollo de yuca y el ñame los reemplaza por la rica “arepita” antioqueña. Trabaja con firmeza en el Diamante Luis Alberto Villegas durante siete años. Luego el sóftbol local. Más tarde el béisbol profesional de Sincelejo y Córdoba y otra vez de vuelta a la “Capital de la Montaña”.
Aquí echa raíces, monta su negocio de artículos deportivos y este año regresa a su esencia: el béisbol.
“Queremos recuperar la hegemonía que tuvimos. Estamos trabajando desde la base con una escuelita. También con 32 muchachos que quieren dar lo mejor para nuestro béisbol con miras a los Juegos Nacionales, por eso estamos mirando a otros nuevos prospectos en el torneo departamental que logramos recuperar”, asegura el “Chino” Herrera, y creemos que sí logrará su objetivo.
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