http://www.elmundo.com/portal/deportes/por_las_ligas/raquetazos_de_calidad.php
Cuando el exitoso industrial antioqueño Carlos J. Echevarría fundó la Liga de Tenis de Campo, en marzo de 1933, nunca pasó por su cabeza que 78 años después tendría un ente deportivo tan dinámico y de gran calidad para el país y para el mundo.
Dando cumplimiento al mandato constitucional en su artículo 52, la Liga Antioqueña de Tenis de Campo ha entendido muy bien su misión como organismo deportivo. “Ser generadores de calidad de vida, a través de nuestros productos como los logros deportivos, la práctica recreativa y la formación deportiva, que son los aspectos misionales de nuestra entidad sin ánimo de lucro”, afirma su director ejecutivo, Héctor Monroy.
Con presupuesto cercano a los 2.000 millones de pesos, el tenis de campo antioqueño se ha convertido en motor de desarrollo deportivo de la región. “Las ventas de cursos, la formación de deportistas y la organización de torneos han sido fundamentales para que nuestra liga cumpla con su objeto social”, explica el directivo.
Ahora apuesta a la descentralización y masificación de este deporte, y para ello tiene varias líneas de acción que se vienen implementado desde hace más de diez años. “En el 2004 y de la mano del Inder-Medellín, iniciamos en la práctica de este deporte a 30 mil niños que luego continuaron en las Escuelas Populares del Deporte. Nuestro aporte fue la capacitación de profesores, el préstamo de materiales para la práctica deportiva y la realización de festivales”, señala Monroy.
Ese proceso de masificación ha continuado con un programa llamado “Antioquia juega tenis” y en ese sentido el director ejecutivo dice que “hoy cubrimos trece municipios y el objetivo es enseñarle las bases de este deporte a más de 18 mil personas, igualmente construir 12 canchas reglamentarias en igual número de municipios, que sirvan de escenarios para la competencia deportiva y de semilleros de las futuras figuras de nuestro tenis.
Cuando el exitoso industrial antioqueño Carlos J. Echevarría fundó la Liga de Tenis de Campo, en marzo de 1933, nunca pasó por su cabeza que 78 años después tendría un ente deportivo tan dinámico y de gran calidad para el país y para el mundo.
Dando cumplimiento al mandato constitucional en su artículo 52, la Liga Antioqueña de Tenis de Campo ha entendido muy bien su misión como organismo deportivo. “Ser generadores de calidad de vida, a través de nuestros productos como los logros deportivos, la práctica recreativa y la formación deportiva, que son los aspectos misionales de nuestra entidad sin ánimo de lucro”, afirma su director ejecutivo, Héctor Monroy.
Con presupuesto cercano a los 2.000 millones de pesos, el tenis de campo antioqueño se ha convertido en motor de desarrollo deportivo de la región. “Las ventas de cursos, la formación de deportistas y la organización de torneos han sido fundamentales para que nuestra liga cumpla con su objeto social”, explica el directivo.
Ahora apuesta a la descentralización y masificación de este deporte, y para ello tiene varias líneas de acción que se vienen implementado desde hace más de diez años. “En el 2004 y de la mano del Inder-Medellín, iniciamos en la práctica de este deporte a 30 mil niños que luego continuaron en las Escuelas Populares del Deporte. Nuestro aporte fue la capacitación de profesores, el préstamo de materiales para la práctica deportiva y la realización de festivales”, señala Monroy.
Ese proceso de masificación ha continuado con un programa llamado “Antioquia juega tenis” y en ese sentido el director ejecutivo dice que “hoy cubrimos trece municipios y el objetivo es enseñarle las bases de este deporte a más de 18 mil personas, igualmente construir 12 canchas reglamentarias en igual número de municipios, que sirvan de escenarios para la competencia deportiva y de semilleros de las futuras figuras de nuestro tenis.
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