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Nelson Enrique García Ramos es el mejor luchador de Colombia en la categoría de 60 kilogramos. En este Panamericano, que inicia hoy en Rionegro (Antioquia), aspira a conseguir el tiquete a Guadalajara, México.
Por:Roosevelt Castro B.
Literalmente, la vida de Nelson Enrique García Ramos es una lucha. Y no es porque haya nacido en Guacamayas, un barrio bogotano cuyos estratos socioeconómicos son bajos y sus habitantes tienen que verse obligados a rebuscárselas, en la economía informal, como venteros ambulantes, lustrabotas, plomeros o maestros de obra.
O porque tuvo que desistir de jugar al microfútbol, donde fungía como portero, ya que no podía desplazarse de su lugar de origen a otro vecindario por la carencia de pasajes y porque desconocía cómo ir.
Igualmente, porque la economía del hogar no era boyante para “subsidiarle” sus travesuras, ya que su padre Saúl laboró muchos años en Corabastos para la crianza de sus siete hermanos.
O que su madre Carlota todavía oficie como aseadora en un conjunto residencial capitalino.
La lucha de Nelson Enrique es igual a la de muchos de su sector: con ahínco y con denuedo.
La única diferencia es que este bogotano, nacido el 5 de abril de 1981, escogió otra clase de lucha: la olímpica.
“Yo estudiaba en la jornada de la tarde en el Colegió Evangelista Gómez y un día cualquiera me invitó un amigo a que entrenara en las mañanas esta disciplina deportiva. Me empezó a gustar y seguí”, dice el mejor luchador de Colombia, en la modalidad libre, categoría de 60 kilogramos, que compite en el XXXI Campeonato Panamericano de Lucha Olímpica, categoría mayores, en Rionegro, Antioquia, que hoy se inicia.
De eso han transcurrido 15 años y todavía mantiene vivas en su memoria las enseñanzas de sus primeros tutores.
“Mi primer entrenador fue Abelardo Hoyos; después siguió Enrique Osorio, quien me formó y me pulió la técnica y ahora, Eduardo García, que es el que me ha dado a conocer en la lucha”, expresa con gratitud perenne el licenciado en educación física del Centro Educacional de Administración, Cenda.
“En el Cenda conocí a mi esposa, Ita Pilar Perea y llevo casado con ella un año y medio”, manifiesta el habitante del barrio La Estrada en Bogotá.
Aunque sus padres no conozcan del deporte que practica su hijo y aun así se sientan orgullosos de lo que hace, Nelson Enrique seguirá dando la pelea en una disciplina deportiva a la cual le ha dedicado la mitad de su vida.
O porque tuvo que desistir de jugar al microfútbol, donde fungía como portero, ya que no podía desplazarse de su lugar de origen a otro vecindario por la carencia de pasajes y porque desconocía cómo ir.
Igualmente, porque la economía del hogar no era boyante para “subsidiarle” sus travesuras, ya que su padre Saúl laboró muchos años en Corabastos para la crianza de sus siete hermanos.
O que su madre Carlota todavía oficie como aseadora en un conjunto residencial capitalino.
La lucha de Nelson Enrique es igual a la de muchos de su sector: con ahínco y con denuedo.
La única diferencia es que este bogotano, nacido el 5 de abril de 1981, escogió otra clase de lucha: la olímpica.
“Yo estudiaba en la jornada de la tarde en el Colegió Evangelista Gómez y un día cualquiera me invitó un amigo a que entrenara en las mañanas esta disciplina deportiva. Me empezó a gustar y seguí”, dice el mejor luchador de Colombia, en la modalidad libre, categoría de 60 kilogramos, que compite en el XXXI Campeonato Panamericano de Lucha Olímpica, categoría mayores, en Rionegro, Antioquia, que hoy se inicia.
De eso han transcurrido 15 años y todavía mantiene vivas en su memoria las enseñanzas de sus primeros tutores.
“Mi primer entrenador fue Abelardo Hoyos; después siguió Enrique Osorio, quien me formó y me pulió la técnica y ahora, Eduardo García, que es el que me ha dado a conocer en la lucha”, expresa con gratitud perenne el licenciado en educación física del Centro Educacional de Administración, Cenda.
“En el Cenda conocí a mi esposa, Ita Pilar Perea y llevo casado con ella un año y medio”, manifiesta el habitante del barrio La Estrada en Bogotá.
Aunque sus padres no conozcan del deporte que practica su hijo y aun así se sientan orgullosos de lo que hace, Nelson Enrique seguirá dando la pelea en una disciplina deportiva a la cual le ha dedicado la mitad de su vida.
De los mejores deportistas que he visto!!
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