Por: Roosevelt Castro B-Es el jugador más joven de la delegación de Colombia que compite en el XX Suramericano de Tenis de Mesa. Su historia de vida se empieza a escribir en su primera cita deportiva internacional.
"Quiero llegar a Europa a jugar en el tenis de mesa de Francia y que me patrocine una marca reconocida”, es el sueño que tiene Daniel Felipe Ibáñez Herrera. Y para cumplirlo, el joven tenismesista boyacense empezó su odisea deportiva hace tres años, cuando su madre Irma le regaló la primera raqueta el día de su cumpleaños.
Nacido en Tunja el 30 de agosto de 1998, Daniel Felipe se ilusiona con viajar por el mundo y conocer muchos territorios que el deporte de sus amores le pueda permitir. “En todas las materias me va bien, pero me gusta mucho la geografía”, dice el estudiante de séptimo grado del Colegio de Boyacá o “Colboy”, como lo llaman cariñosamente sus educandos, entre ellos el novel tenismesista.
A sus doce años, el hijo único de Fredy Antonio y de Irma Nidia, el “Colboy” no solo le dio sus primeras letras sino que le desarrolló esa curiosidad por los estudios sociales, especialmente la geografía.
Llegó a la selección “de agache”. En el selectivo realizado en Yopal, Casanare, para el vigésimo Campeonato Suramericano Infantil y Juvenil de Tenis de Mesa, Daniel Felipe quedó en la octava casilla en su categoría, pero eso no lo amilanó. “Fue un clasificación muy dura para estar en la selección, pero vengo a ganar experiencia en este, mi primer torneo internacional. Jaime Valenciano me ha enseñado lo que es saber ganar y perder y esto es de aprender todos los días”, dice el primíparo del combinado nacional.
Es que las enseñanzas de su coterráneo Valenciano le han servido para seguir evolucionado en el deporte de la raqueta chica. “Jaime es mi ídolo en este deporte. Él es una de las cartas fuertes del país que va para Rótterdam, Holanda, el mes entrante”, expresa con alegría el amante del cuchuco y de la bandeja paisa.
Quiere llegar al Latinoamericano de Lima, Perú, en el mes de junio, por eso mira este Campeonato Suramericano como un escalón más para cumplir sus sueños. No duda en dar una pequeña sugerencia a los que inician en esta disciplina deportiva. “Que sean juiciosos, que sigan entrenando y que aprendan a ganar como a perder”, sentencia el tenismesista boyacense.
Nacido en Tunja el 30 de agosto de 1998, Daniel Felipe se ilusiona con viajar por el mundo y conocer muchos territorios que el deporte de sus amores le pueda permitir. “En todas las materias me va bien, pero me gusta mucho la geografía”, dice el estudiante de séptimo grado del Colegio de Boyacá o “Colboy”, como lo llaman cariñosamente sus educandos, entre ellos el novel tenismesista.
A sus doce años, el hijo único de Fredy Antonio y de Irma Nidia, el “Colboy” no solo le dio sus primeras letras sino que le desarrolló esa curiosidad por los estudios sociales, especialmente la geografía.
Llegó a la selección “de agache”. En el selectivo realizado en Yopal, Casanare, para el vigésimo Campeonato Suramericano Infantil y Juvenil de Tenis de Mesa, Daniel Felipe quedó en la octava casilla en su categoría, pero eso no lo amilanó. “Fue un clasificación muy dura para estar en la selección, pero vengo a ganar experiencia en este, mi primer torneo internacional. Jaime Valenciano me ha enseñado lo que es saber ganar y perder y esto es de aprender todos los días”, dice el primíparo del combinado nacional.
Es que las enseñanzas de su coterráneo Valenciano le han servido para seguir evolucionado en el deporte de la raqueta chica. “Jaime es mi ídolo en este deporte. Él es una de las cartas fuertes del país que va para Rótterdam, Holanda, el mes entrante”, expresa con alegría el amante del cuchuco y de la bandeja paisa.
Quiere llegar al Latinoamericano de Lima, Perú, en el mes de junio, por eso mira este Campeonato Suramericano como un escalón más para cumplir sus sueños. No duda en dar una pequeña sugerencia a los que inician en esta disciplina deportiva. “Que sean juiciosos, que sigan entrenando y que aprendan a ganar como a perder”, sentencia el tenismesista boyacense.
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