lunes, 8 de agosto de 2011

Luis Fernando, un"Gusano" útil

A Luis Fernando Muñoz Velásquez le dicen "Gusano" pero es una hormiga para el trabajo. Antes, durante y después de los entrenamientos o partidos siempre está atento a todo lo que suceda al equipo de sus amores: el Atlético Nacional .

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Luis Fernando Muñoz Velásquez ha estado en nueve títulos de Atlético Nacional. Con timidez y bajo perfil pasa su vida laboral y personal. Lo estresan las finales. Su historia de vida.

Roosevelt Castro B.

Dice Antoine de Saint-Exupery en su obra cumbre “El Principito” que “lo importante es invisible a los ojos de los hombres”. En el caso del fútbol el trabajo del utilero es invisible. Es el primero que llega a los entrenamientos y el último que se va.
Luis Fernando Muñoz Velásquez funge con este oficio en el Atlético Nacional. Nadie lo conoce por ese nombre, pero si se pregunta por “Gusa” todos saben de quién se trata.
El sobrenombre es herencia de su madre Martha Elena. “Ella me decía cuando yo estaba muy niño que yo era su gusanito hermoso y así me quedé”, recuerda el hombre más útil del Cuadro Verde de Antioquia.
Su amor por la pelota lo llevo a abandonar sus estudios secundarios en la nocturna de la Escuela San Javier. “Yo solo hice hasta segundo de bachillerato porque me mantenía jugando fútbol en las canchas del barrio Antonio Nariño y de San Javier y no iba al Colegio”, evoca uno de los nueve hijos del ebanista Jaime Muñoz, ya fallecido hace 14 años.
“Fui muy perezoso para los entrenamientos y solo me gustaba jugar”, mira con nostalgia el buen volante que tuvo el fútbol aficionado de Antioquia.
“Gusano” Verde
Al Atlético Nacional llegó por casualidad. “Juan Fernando Pulgarín es el culpable de que yo esté aquí. Yo trabajaba como operario en Coca Cola.
Él habló con los dirigentes para que hiciera un reemplazo por tres meses y se han convertido en ya casi 17 años”, manifiesta con alegría el esposo de Amparo Mosquera, y el padre de María Camila Muñoz, de 18 años.
Todos los días se levanta a las 4:30 de la mañana y sale a las 5:15 de su casa de habitación en su barrio natal para transportarse en el Metro hacia la sede administrativa del Nacional en Coltejer, en Itagüí.
“En la medida de lo posible se trata de que al equipo no le falte nada y más que todo dentro de mi profesión se trata de trabajar con la consigna de darle a los jugadores y al cuerpo técnico la mayor tranquilidad”, asegura “Gusa” a pesar de que la procesión vaya por dentro. “A mí me estresan mucho las finales, no por el trabajo si no por todo lo que se juega”.
Remembranzas
Al hablar de las emociones vividas con Nacional, al “gusanito” de la familia verdolaga se le eriza la piel y con un tono más efusivo que de costumbre los evoca.
Se le vienen a la memoria los títulos internacionales como las copas Merconorte de 1998 y 2000, los torneos nacionales de 1994, 1999, 2005, 2011 y el bicampeonato del 2007.
Recuerda la final contra el Atlético Júnior el 19 de diciembre de 2004. Suspira, se lamenta y le dan ganas de llorar por la forma cómo se perdió ese título.
“Ese día lloré de rabia y de tristeza, como lo hice con la muerte de Andrés Escobar”, evoca el hombre de 48 años de edad y 17 con el Cuadro Verde.
Vive agradecido con su oficio ya que le ha permitido conocer todos los países de Suramerica y parte de los Estados Unidos.
“Yo nunca me imaginé estar montado en un avión y viajar, ya que mis padres no tenían los recursos económicos suficientes para hacerlo”, enfatiza el habitante del barrio Antonio Nariño.
Así inicia la rutina de un entrenamiento verdolaga que, para Luis Fernando, es similar a las prácticas que ha vivido desde el 6 de octubre de 1994, fecha en la que se vinculó a la institución, un trabajo del cual se siente orgulloso porque, asegura, “es mi vida y me permite pasar con el club el mayor tiempo”.

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