Dice Eduardo Galeano, en su libro “Fútbol a Sol y Sombra” que “el juego del fútbol se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue. La tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohíbe la osadía”
Y a renglón seguido comenta el escritor charrúa que “por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo”. Hasta aquí Galeano.
En Radamel Falcao García no se ha renunciado a la alegría. Tampoco se ha atrofiado la fantasía y no le han prohibido la osadía. Es, en definitiva, ese pequeño “carasucia” del balón.
Nacido en Santa Marta, Magdalena, el 10 de febrero de 1986, “El Tigre”, como también lo llaman, debutó en la Categoría Primera B en el Lanceros Boyacá, equipo que se había trasladado de Tunja a Chía la temporada 1999-2000. Falcao debutó a los 13 años, contra el Deportivo Pereira, el 28 de agosto de 1999, convirtiéndose en el jugador más joven en hacerlo en un torneo de fútbol profesional en Colombia. El 25 de abril de 2000 en el Estadio Olímpico del Sol de Sogamoso anotó gol con tan solo catorce años.
Después de esta temporada, Falcao fue a probarse al Vélez Sarsfield pero finalmente continuaría haciendo su proceso de divisiones menores en River Plate. Y es el Porto de Portugal donde Falcao se llena de gloria.
Ahora, el esposo de la argentina Lorelei Tarón, con más de 193 partidos en Primera División y 118 goles anotados, quiere mostrar todas sus bondades con la Selección Colombia, en esta Copa América, en las tierras que lo vieron crecer como futbolista y como persona.
Y a renglón seguido comenta el escritor charrúa que “por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo”. Hasta aquí Galeano.
En Radamel Falcao García no se ha renunciado a la alegría. Tampoco se ha atrofiado la fantasía y no le han prohibido la osadía. Es, en definitiva, ese pequeño “carasucia” del balón.
Nacido en Santa Marta, Magdalena, el 10 de febrero de 1986, “El Tigre”, como también lo llaman, debutó en la Categoría Primera B en el Lanceros Boyacá, equipo que se había trasladado de Tunja a Chía la temporada 1999-2000. Falcao debutó a los 13 años, contra el Deportivo Pereira, el 28 de agosto de 1999, convirtiéndose en el jugador más joven en hacerlo en un torneo de fútbol profesional en Colombia. El 25 de abril de 2000 en el Estadio Olímpico del Sol de Sogamoso anotó gol con tan solo catorce años.
Después de esta temporada, Falcao fue a probarse al Vélez Sarsfield pero finalmente continuaría haciendo su proceso de divisiones menores en River Plate. Y es el Porto de Portugal donde Falcao se llena de gloria.
Ahora, el esposo de la argentina Lorelei Tarón, con más de 193 partidos en Primera División y 118 goles anotados, quiere mostrar todas sus bondades con la Selección Colombia, en esta Copa América, en las tierras que lo vieron crecer como futbolista y como persona.
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